El año pasado mi hija aprendió a leer. El mundo para ella se volvió distinto. Pudo descifrar miles y miles de palabras con la avidez que se descifra un acertijo: los carteles de la calle, los zócalos de la tele, las inscripciones de los paquetes, las notas del cuaderno, los mensajes de Whatsapp (mis mensajes de Whatsap!!!) y así todo. Para nosotros fue fascinante verla atravesar ese proceso donde las palabras no se decodifican toda junta sino letra por letra.
Y entre tanto por descifrar llegaron los libros y más libros. A mí me gusta mucho regalar libros. Tanto a ella como a los demás niños. Hay unos libros preciosos! compraría todos.
Si te gusta leer, ver que tu hijo también disfruta de los libros es una gran satisfacción. Hay algunas cosas que entiendo desde mi modesta experiencia que pueden ayudar:
Hermosa edición de Alicia! se lo regaló una amiga. Aproveché a leerlo con ella porque nunca lo había leído! |
Si te gusta leer, ver que tu hijo también disfruta de los libros es una gran satisfacción. Hay algunas cosas que entiendo desde mi modesta experiencia que pueden ayudar:
- Comprar las revistitas típicas (Jardín y La Valijita). Yo se las estoy comprando ya hace un par de años. A esta edad a los chicos les encantan las colecciones así que ella las ordena y las lee una y otra vez. Ambas viene con una historieta por entregas y siempre acompañadas de un libro de tapas blandas. En el caso de La Valijita este año viene con cuentos clásicos ilustrados por Milo Locket y la Jardín viene con cuentos de Disney (estos no me convencen tanto en la parte literaria, hay veces que no se terminan de entender). Lo cierto es que por menos de 100 pesos mensuales tenés dos revistas y dos libritos. Además suelen traer otra actividad o algún regalo.
Otra de las colecciones es la de Leo con Figuras de Sigmar, que empezamos a comprar cuando tenía 3 años. |
- La librería también puede ser un paseo: Siguiendo la recomendación de Mechi, de vez en cuando visitamos la librería. Ella elige uno y yo otro. Acá en Rosario vamos casi siempre a Mandrake, que tiene unos precios buenísimos. Hace poco compramos una edición de Los Cuentos de la Selva ilustrados. También solemos ir a merendar a Mal de Archivo, donde leemos los libros de la estantería mientras esperamos la merienda y también compramos alguno que otro. La última vez compramos la historia de Juana Azurduy de la Colección Antiprincesas y la colección de cuentos infantiles de la editorial municipal. Tengo pendiente llevarla a la Biblioteca.
- Viajes y libros. Para mí no existe viajar y no llevar un libro. Con ella sucede igual. Cada vez que viajamos se lleva cosas para leer en el auto. Además en los viajes también aprovechamos y compramos algunos libros. Ella quería leer en la playa como nosotros!!!
- Poner a disposición de los chicos los libros desde que son bebés. A nosotros nos recomendó la pediatra a los 3 meses los libros de tela y tuvimos uno de Fisher Price como aliado. Cuando la cantidad fue abultada, le liberamos el estante más bajo de la biblioteca, al que ella llegaba, para su bibliografía infantil. Muchas veces los sacaba, los hojeaba, y no hay persona que haya pasado por mi casa que se haya salvado de leerle algún cuento. No tenemos el hábito de leerle antes de dormir, pero sí le hemos leído a pedido de ella muchas veces durante el tiempo que estamos en casa.
- Compartir los libros que leímos en nuestra infancia con ellos tiene doble placer: La última visita a la casa de mi mamá se trajo un libro que era mío!!! Qué lindo verla disfrutar de los cuentos que yo leía. El libro se llama Caramelos Surtidos, y entre los cuentos está Uno Más Uno de Elsa Bornemann, cuyo primer párrafo todavía sé casi de memoria. Me gustaría conseguirle algunos otros para más adelante de los que yo leí como Mi planta de Naranja lima o Cruzar la calle.
Padres que leen, hijos que leen
Nosotros de chicos no teníamos muchos libros. En la casa de mis viejos la biblioteca como mueble no existía hasta nuestra adolescencia y entonces ocupaba solo 3 pqueños estantes con algún atlas, diccionarios en tomos, la Enciclopedia Salvat, algunas novelas de Billiken, y dos o tres libros que le habían dado a mi vieja como premio por asistencia perfecta en la primaria. Mis papás no leen demasiado pero por alguna cuestión cuando entre nosotros tres nos empezamos a hacer regalos para los cumpleaños, mi mamá siempre sugería que nos regaláramos libros.
Todo lo que leí en la época más voraz que tuve como lectora (el secundario) provino de la biblioteca pública, o prestado de la casa de mi tía o mis amigas. Recuerdo que en aquella época yo quería leer pero no sabía qué. Tuve en el colegio secundario a la mejor profesora que se puede tener de Lengua y Literatura y ella cada cuatrimestre nos sugería 5 libros, de los cuales había que elegir uno como de lectura obligatoria. Primer cuatrimestre novelas, segundo cuatrimestre obra de teatro. Obviamente yo leía todos. Así empecé a descubrir qué podía leer, porque si había otros libros del mismo autor, los sacaba y los leía. Y si había de la misma colección, también los iba sacando. Me acuerdo especialmente de una colección llamada El Altillo a la que llegué siguiendo la pista de Alma Maritano.
Muchas veces leí que dicen que si los papás leen, los chicos leen y en el caso de Amparo podemos dar fe de que se da así. A mí me gusta mucho leer y mi no-marido tiene a la lectura entre sus pasatiempos más frecuentes (lee muchísimo más que yo). Así que ella nos ha visto siempre leyendo, asociado al descanso y al placer. Pero puedo dar fe que lo contrario también sucede. Porque rara vez vi a mis viejos con un libro en la mano y sin embargo sentí otras influencias que desde los diez años más o menos me llevaron a la lectura.
Esta semana se celebra la Semana de la Lectura y el domingo es el día del libro. Aprovechemos esta oportunidad para disfrutar de la hermosa sensación de encontrarnos de repente en otro mundo, de encariñarnos con personajes y si podemos ayudar a alguien a que no se lo pierda, mejor.
- Compartir los libros que leímos en nuestra infancia con ellos tiene doble placer: La última visita a la casa de mi mamá se trajo un libro que era mío!!! Qué lindo verla disfrutar de los cuentos que yo leía. El libro se llama Caramelos Surtidos, y entre los cuentos está Uno Más Uno de Elsa Bornemann, cuyo primer párrafo todavía sé casi de memoria. Me gustaría conseguirle algunos otros para más adelante de los que yo leí como Mi planta de Naranja lima o Cruzar la calle.
Padres que leen, hijos que leen
Nosotros de chicos no teníamos muchos libros. En la casa de mis viejos la biblioteca como mueble no existía hasta nuestra adolescencia y entonces ocupaba solo 3 pqueños estantes con algún atlas, diccionarios en tomos, la Enciclopedia Salvat, algunas novelas de Billiken, y dos o tres libros que le habían dado a mi vieja como premio por asistencia perfecta en la primaria. Mis papás no leen demasiado pero por alguna cuestión cuando entre nosotros tres nos empezamos a hacer regalos para los cumpleaños, mi mamá siempre sugería que nos regaláramos libros.
Todo lo que leí en la época más voraz que tuve como lectora (el secundario) provino de la biblioteca pública, o prestado de la casa de mi tía o mis amigas. Recuerdo que en aquella época yo quería leer pero no sabía qué. Tuve en el colegio secundario a la mejor profesora que se puede tener de Lengua y Literatura y ella cada cuatrimestre nos sugería 5 libros, de los cuales había que elegir uno como de lectura obligatoria. Primer cuatrimestre novelas, segundo cuatrimestre obra de teatro. Obviamente yo leía todos. Así empecé a descubrir qué podía leer, porque si había otros libros del mismo autor, los sacaba y los leía. Y si había de la misma colección, también los iba sacando. Me acuerdo especialmente de una colección llamada El Altillo a la que llegué siguiendo la pista de Alma Maritano.
Muchas veces leí que dicen que si los papás leen, los chicos leen y en el caso de Amparo podemos dar fe de que se da así. A mí me gusta mucho leer y mi no-marido tiene a la lectura entre sus pasatiempos más frecuentes (lee muchísimo más que yo). Así que ella nos ha visto siempre leyendo, asociado al descanso y al placer. Pero puedo dar fe que lo contrario también sucede. Porque rara vez vi a mis viejos con un libro en la mano y sin embargo sentí otras influencias que desde los diez años más o menos me llevaron a la lectura.
Cuando fuimos de vacaciones a Gesel en la casa que alquilamos encontró una estantería con libros de la que se puso a leer una historieta de Los Pitufos!!! |
Esta semana se celebra la Semana de la Lectura y el domingo es el día del libro. Aprovechemos esta oportunidad para disfrutar de la hermosa sensación de encontrarnos de repente en otro mundo, de encariñarnos con personajes y si podemos ayudar a alguien a que no se lo pierda, mejor.