uno
Cuatro mujeres
toman cerveza y charlan fluidamente en Antares. Una de ellas dice: “viste que una siempre
tiene dos o tres certezas en la vida, tenés un montón de dudas, pero hay dos o
tres cosas que sabés a ciencia cierta”.
Una de esas
mujeres soy yo.
Esa noche
no me puedo dormir pensando en cuáles son mis certezas.
Al día
siguiente le pregunto a él y de un tirón me da al menos 5 ó 6 cosas que tiene
seguras en la vida. Y le creo porque lo conozco bien.
Sólo
encuentro como para enunciar sin lugar a dudas que mi vida quiero que
transcurra al lado de mi marido y mi hija. No existen opciones a esto. No podría
ser de otra manera. Lo demás es un mar
de posibilidades inciertas.
dos
Mi hija
tiene un libro de ISOL que se llama Cosas que pasan. Cuenta la historia de una
nena inconforme que siempre quiere ser otra cosa de lo que es. Un día aparece un
genio que le informa que como es la nena que más deseos pidió le va a conceder
uno. Entonces ella se llena de dudas por que no sabe qué pedir y tiene temor de
pedir mal. Hasta que le pide TODO. Todo no está en la lista de deseos. Entonces
le da un conejo gris. Y ella se pregunta ¿y si fuera blanco?
A veces me
siento así. Quiero todo, y por querer todo no obtengo lo que quiero. O será que
no sé lo que quiero
tres
Voy
caminando por la plaza que me lleva de mi trabajo a buscar a mi hija. De repente
me doy cuenta que mi problema es que pongo muchas cosas al mismo nivel. Por
ejemplo con lo que podríamos llamar “hobbies”: me gusta la cocina, la
jardinería, el tejido. Quiero leer, estudiar, armar un sitio web para mi
suegra, hacer manualidades, armar el cumpleaños de la pequeña. Además de eso
trabajo 8 horas por día, tengo una hija, una casa grande que mantener y
bastante tiempo de traslado de mi casa al trabajo. Me cuesta mucho planificar y
cuando planifico me cago en mis propios planes. Todo va confuso, al mismo
nivel.
Yo uso
lentes, pero veo bien. Solo tengo un problema de convergencia que me dificulta
hacer foco. Si leo mucho se me superponen los renglones. De repente descubro
que mi vista es una metáfora de mí misma. Ese descubrimiento me cae como una
verdad, una certeza cae como un rayo y en medio de la confusión me ilumina en
un instante fugaz.
Yo soy tan
yo… tan fuera de foco como Woody Allen en Los secretos de Harry
cuatro
La vida
pasa mientras tanto. Siempre estoy haciendo algo mientras tanto. Mientras nado,
trato de pensar en lo que voy a hacer al día siguiente. Mientras viajamos,
desayunamos en el auto. Mientras pasa la vida yo estoy haciendo otra cosa. Mientras trabajo, escucho música, bloggeo, hago notas y mil cosas más. Atención dispersa. Todo a la vez y sin demasiada concentración
cinco
Venimos de
viaje. De repente quedamos detenidos en una marea de autos en plena autopista.
En total son 4 horas lo que dura la congestión. Las dos primeras son totalmente
diferentes de la segunda: en la mitad el conductor me informa que el motivo del
caos es un accidente a 10 km del lugar donde estamos. Sacamos cuentas,
calculamos horarios, sabemos cuánto nos falta para sortear el problema. Nos
quedan dos horas más en la ruta yendo a paso de hombre pero la paso mucho mejor
porque sé con certeza qué es lo que pasa. Cuál es el problema.La certeza me calma
Estoy mirando
estas fotos, estas escenas que no hacen todavía la película pero sé que son la punta de
un ovillo, me están diciendo algo que todavía no logro entender. Me gustaría de repente estar haciendo terapia para que alguien me
ayude a desentrañar esto, a poner los patitos en fila. Me pregunto si esto es
mi escenario, donde tengo que acostumbrarme a actuar porque es así. O esto es
mi obstáculo, lo que me impide brillar. Tan en duda estoy que no sé si es lo
que tengo que reconocer y aceptar o lo que me impide desarrollarme.