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martes, 25 de agosto de 2015

25 de agosto | dos años en casa

Hoy hace dos años que nos mudamos. La fecha coincide justo con el cumpleaños de una de mis amigas más entrañables y me gustan esas coincidencias. 
Me pone en la piel esa mañana de mudanza, ese camión bajando cosas en una mañana super fría. Y esa casa de ese momento representaba tantas cosas y a su vez la veo en el recuerdo y me parece que era otra. Para ese entonces creo que todavía la llamábamos "la obra". 
Y la verdad que la obra fue muy fuerte. Un año y medio de vértigo y aprendizaje. Construir una casa desde 0 es un plan que solo puede entender cabalmente el que pasó por ahí. Son tantas variables que atender, tanto dinero invertido, tanto temor, tanta ansiedad. En nuestro caso también nos atravesaba el tema económico (el pánico a quedarnos a mitad de camino... ) y finalmente sacar plata o financiación de los lugares más impensados y llegamos. Llegamos como un mensaje esperanzador de que si nosotros pudimos, pueden todos. Porque nos costó años de pensar que era una posibilidad vedada esa de tener una casa propia. En el camino obviamente tuvimos que aprender a flexibilizarnos con nuestras propias pretensiones y considerar que la casa propia implicaba salir de la ciudad. 
Pero eso fue el proyecto, toda esa previa que no empezó con el primer ladrillo sino muchísimo antes. 
Y después fue habitar. Llegar a ese lugar como a una tierra prometida. Desembarcar nuestras pertenencias en el lugar definitivo. Muchas personas de mi entorno se asustan cuando me escuchan decir esto. Y yo sé que no estoy atada con raices a esa casa. Pero en mi interior siento que llegué a donde teníamos que estar. No necesito más que eso. Mi familia, mi casa, mi patio verde, mi ventana con sol, las plantas, las tortugas, la mesada amplia, el sillón confortable, el espacio para recibir, el cobijo en invierno y el referesco de las mañanas de verano. Eseso. Nunca quisimos ni vestidor, ni baño en suite, ni muchas otras propuestas del arquitecto. Porque por primera vez pudimos pensar en una casa acorde a nuestra vida elegida, a lo que somos.
Y por eso al cabo de un tiempo de estar ahí descubrimos que estábamos súper cómodos viviendo ahí, que la casa era funcional para nuestros hábitos. Y yo sé que no es casualidad. 
Agradezco profundamente haber tenido la oportunidad en la vida de llegar a tener mi casa, a los que nos ayudaron y nos acompañaron y agradezco tener un compañero de viaje que puso tanto esfuerzo para poder llegar a esto. Me considero muy afortunada pero sé también que nos ganamos cada centímetro cúbico de esa casa. 
Así que hoy celebramos estos dos primeros años donde seguimos construyendo cada día. No solo porque una casa nunca se termina del todo (by the way, todavía hay toda una parte sin construir) sino porque cada día al habitarla la vamos haciendo, la vamos armando.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Enero



Dicen que enero debe su nombre al dios Jano, divinidad de dos caras debido a su capacidad para abrir y cerrar todo lo que se haya sobre la tierra.

Por acá enero nos trajo amadas largas tardes de pile y patio y nos trajo visitas que vienen de tierras lejanas. Nos trajo un lunes de desobediencia debida que me encontró hasta las 12 del mediodía meta mate y charla en piyamas con una amiga adorada que hace años vive en Barcelona y un almuerzo donde todas las voluntades se unieron para que cuatro laburantes pudiéramos tomarnos el mismo día y compartir una jornada hermosa entre amigas.

Para muchas personas el ritmo de verano cambia, se detiene. Pero para mí todo sigue más o menos en la misma escala. Trabajo la misma cantidad de horas y en el mismo horario y esa es básicamente la medida que regula el resto de mi agenda.Y si bien fue un mes de muchas sociales puedo decir que llegué a hacer muchas cosas que tenía postergadas, pequeños logros domésticos que me enorgullecieron aunque nadie los note.

El mismo 6 de enero desarmé el arbolito. Y tuve la suficiente habilidad como para evitar el berrinche de mi hija. Ese mismo día (histórico para mí) saqué la única y última caja que quedaba de la mudanza, un año y medio después. Y por primera vez martillé las paredes de mi casa y colgué dos cuadritos en la pared. Ya saben ustedes que la decoración no es mi fuerte, así que más que un acto de belleza fue una conquista de mi propia casa. El sentir que podía hacer lo que quería porque es mía y sacar esos cuadros va a tener que ver con mis/nuestras ganas y no con el vencimiento del contrato de alquiler.



Tejido. Y dale con la totora.

Me copé con la totora!!!! ahora estoy a full con los portamacetas para regalar y también tejí unas fundas para banquetas que ya están en tierras catalanas.




El verano pide jardín
Y las suculentas pedían orden. Reorganicé las macetas y transplanté varias de las chicas. Hace unos meses hicimos una pérgola de madera en el patio, que da buena sombra así que la delicia del verano es ponerme ahí por las tardes de sábado a reacomodar macetas
La huerta, sin embargo está más abandonada. Las plantas y yo sufrimos mucho el calor. Como para no perder el espacio sigo manteniendo algunas cosas pero es poco y nada lo que hay. Las últimas semillas de verdura de hoja que tiré quedaron en pequeños brotes que nunca prosperaron. Así que tenemos la linda acelga que sigue creciendo tras cada corte, algunos tomates y una calabaza que salió casi por azar y que está encantada con el clima tropical porque no para de crecer. Este año la fui enganchando en el tejido porque ya se sabe que es muy invasiva. Me encanta ver las calabazas colgadas formando una guirnalda. En marzo retomaremos las actividades huerteras.




Siempre hay una primera vez para todo
Hacía mucho que tenía en mente probar con el decoupage y varias plantas del club del gajito pedían ser transplantadas tras demostrar que estaban dispuestas a crecer y desarrollarse como locas. Así que latas, acrílico y servilletas y mano a la obra. El trabajito lo hicimos con la peque. Por ser mi primera vez quedé bastante conforme y nos divertimos mucho haciéndolo.  



Y así fuimos, empezando cosas y terminando otras. Abriendo y cerrando. Enero fue un mes largo y generoso. Un buen impulso para poner en marcha todas esas cosas que proyectamos para este veinte quince.

¿Cómo anduvieron ustedes?

PD: para arrancar el mes con el pie derecho hay algunas fotos que fueron sacadas con la cámara y no con el celu!!!!  De a poco va queriendo

lunes, 1 de diciembre de 2014

Así pasó noviembre

No voy a decir qué rápido se pasó, ni cuántas cosas me quedaron por hacer.... Se hizo lo que se pudo teniendo en cuenta que este mes implicó varias muestras de los talleres a los que la peque asiste en el colegio, viajes de fines de semana por cumpleaños de sobrinos, controles médicos y toda la rutina habitual. 
Pero me gusta hacer un repasito como para anclar el mes en fotos y no sentir que se me voló de las manos. 
- En la huerta es tiempo de ver qué pasa con lo sembrado. Los tomates varios siguen creciendo y ya comimos algunos cherrys. En este mes me dediqué a ponerle tutores a las plantas más desarrolladas.
Los zapallitos dieron flores a full y espero prontito ver los frutos. Los pepinos se olvidaron de salir (y bue, no todo es éxito en la vida del huertero). Coceché las cebollas que había sembrado en tierra y todavía no saqué las que pasé de almácigo. Las segundas sin dudas crecieron mucho más. Los rabanitos y la remolacha brotaron y van bien aunque demasiado lentos. Las zanahorias son pura hoja y si bien sacamos algunas (que se merienda la peque, para mi delicia) son bastante pequeñitas. El error que cometí con las zanahorias es que brotaron muy juntas y debí ralearlas pero me dio pena.


También tenemos lechuga nueva que está preciosa. 

Las aromáticas están imparables: el orégano va camino a ser arbusto (está desde el año pasado en tierra), los perejiles que hice de semillas crecieron y florecieron tras varios cortes, la albahaca está avanzando a la par del tomillo y la ciboulette después de florecer sigue creciendo. También el romero, la salvia y las aromáticas del mate (burrito, cedrón, menta y peperina) vienen de primera.  Aprovecho para secarlas y guardarlas.

Este mes solo transplanté los tomates cherry que hice de semillas y me dediqué a desyuyar un poco. El verano me desanima a sembrar cosas nuevas porque el calor después te tira todo abajo. Pero probablemente algunas semillas de rúcula tire y voy a volver a probar suerte con el pepino.
Además de la huerta (mamá, todas las plantas se comen? pregunta mi hija) estoy experimentando con las semillas de flores y tengo mis plantines de dalias, lupines, alelíes y margaritas hechas desde semillas. Ojalá crezcan!!! 

Este mes sumamos a la colección las suculentas del intercambio con Juli de Mamy a la Obra y además una tentación del vivero. El nombre científico es Senecio rowleyanus, pero todas la conocen como Rosario. 

El tejido sigue re abandonado. Probé varios patrones de corazón 3D pero no me convence el resultado. El que mejor salió se lo regalé a Juli y luego viendo las fotos me di cuenta de que hay una parte del tejido que está al reves!!!! de terror. Voy a seguir probando..... 

Este mes el correo además de las plantas del #clubdelgajito me trajo el premio que me gané en el sorteo de Alma Singer. Sí!!!!! me gané un camino de mesa hermoso de Texturas Urbanas, qué tul? 

Si bien en mi lista de Evernote que había hecho con cosas para noviembre quedaron muchas sin tachar hubo otros logros que fueron muy importantes. En casa pudimos encarar el techo de la cohera y un techo de madera para tomar mates en el patio. Cuando nos mudamos nos quedaron cosas sin hacer (a quien no?) e hicimos una lista con orden de prioridades. Cada ítem cuesta mucho esfuerzo pero nos alegramos enormemente cada vez que podemos incorporar a nuestra hermosa casa las cosas que queremos y además en este caso que podemos disfrutar tanto. 
Este mes me propuse mejorar mi alimentación para combatir el cansancio (y las chichas!!!) y vengo hecha un lujo. Al menos en la oficina logré cambiar galletitas por frutas y yougurt y casi todos los días me traigo comida. Me pueden aplaudir por favor???? 
Ya sabemos que diciembre nos va a llevar puestos a todos... así que ya ni me preocupo por hacer listas.... 
Y ustedes, cómo anduvieron este noviembre? 

lunes, 27 de enero de 2014

Sueño de huertera



No crean que soy Pia Slapka
Ni tampoco le llego ni a los talones a Lucía de eralamaga
Pero sí debo decir que de a poco voy haciendo mi huerta. Y haciendo voy a prendiendo.
Y cada vez me gusta más.
Primero fueron los puerros, que llegaron a la casa hechos plantines y allá hecharon raices. Un par llegaron a flor, de pura pena que me daba comerlos todos. 



Luego sembré lechugas y berenjenas. Las lechugas salieron todas, cuando ya las daba por perdidas. Las berenjenas.... bueno... no todo es éxito en la vida del huertero....

Y también vinieron tomates, pepinos y algunos zapallitos están asomando!!!




también hay aromáticas, por supuesto y muchos rabanitos

Y si bien la producción por ahora es poca, podemos decir que ya tenemos un miembro de la familia que es orgánico y autosustentable.... 

jueves, 23 de enero de 2014

Crochet de verano - fundas para banquitos en proceso

Vivir en una casa grande es hermoso. Ni hablar de tener parque y fresco en este verano que no da tregua. Lo malo de todo esto es que la casa - su mantenimiento - me saca dos vueltas de ventaja. Trato de relajarme pero me cuesta bastante.
Una estrategia fue retomar el crochet. Así, los fines de semana de a ratos me siento en la reposera y tejo. Mentalmente no lo computo como "estoy boludeando mientras hay un despelote de antología", sino como "estoy haciendo algo productivo". Y bue... Soy así de tarada, literalmente.
Comencé a tejer una remera para mi hermana que está por la mitad y en el medio me puse a hacer unas funditas para las banquetas de una amiga. La semana pasada fue su cumpleaños y justo yo estaba de vacaciones así que estuve motivada para avanzar.



La primera ya está entregada:



 y la segunda en proceso....


como verán estoy volviendo.... 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Guirnalda navideña con borlas de lana

Hace un tiempito atrás Mechi de Soy un mix publicó un DIY muy sencillo para hacer borlas. Me había quedado en la lista mental de "cosas que me gustaría hacer cuando tenga tiempo".
Ya habíamos armado el pequeño arbolito pero quería algo para poner en la ventana, para ponerle un poco de onda al espacio exterior.
Así que me animé con lanas que tenía guardadas y sumé unas cuantas cintas (qué placer es ir a la mercería!!!) y fui haciendo las borlas. Empecé con mi ayudante que luego cedió a la tentación de irse a la pileta de los vecinos . Así que quedé por un rato sola, a mis anchas, como una niña haciendo mi guirnalda.
Luego uní las borlas con un cordón dorado y las colgué en la ventana de la cocina. Un espacio muy mío, donde hay varios de los cactus y suculentas que tengo.
El descendiente de Adán que habita en esta casa me dijo que era horrible, pero a mí no me importa nada!!!





jueves, 5 de diciembre de 2013

Mi Pasionaria y sus misterios

Como saben de sobra quienes me conocen, a mí me encanta que me regalen plantas, sobre todo si son "hijitos/gajitos" de personas que quiero. 
Hace dos años viajamos a Villa General Belgrano y dando una vuelta descubrí en un alambrado una planta de pasionaria. Estaba llena de flores. Me encantó. Pensé en volver con la cámara de fotos pero los días que siguieron fueron de lluvia y nos fuimos para La Cumbre.
Al poco tiempo encontré esta planta en el mundo web y supe que científicamente se llama Passiflora caerulea, pero también flor de la pasión, pasionaria, mburucuyá en guaraní, entre otros nombres populares que recibe en los distintos lugares de latinoamérica. Después de eso me la crucé otras veces y desde lejos la reconocía por sus flores y sus frutos naranja. 
Hay varias leyendas sobre la planta, desde convicciones católicas que ven allí la pasión de cristo, hasta historias de guaraníes, donde la planta encierra la desolación de una doncella española enamorada de un aborigen. 
La cosa es que comenzamos la casa, hacemos alambrado, se hace la obra y cuando nos estábamos por mudar encuentro una enredadera en el alambrado. Miro las hojas y veo algo conocido.... así como así, de la nada, aparece una pasionaria en mi casa!!! 
No les puedo explicar mi alegría cuando empezó a florecer. 

Cierto es que por la zona hay otras plantas y que los pájaros transportan las semillas y que blablabla.... pero yo quiero creer que alguien me la mandó de regalo.
Mis abuelas adoraban sus jardines. Las dos tenían hermosas plantas y de las dos tengo recuerdos con los que hoy me identifico. A Dorita, la abuela paterna, la recuerdo culo pa rriba (con su culo redondo y sus piernas anchas, tan parecidas a las mías...) sacando yuyos entre las rosas, peleando siempre contra los caracoles y babosas. Maruca, la materna, se sentaba en un banquito y con su tijera oxidada recortaba el césped, en ese patio donde había laureles de jardín, granadas y quinotos. 

Mi mamá me contó hace poco que tiene una mancha alargada de nacimiento en el pecho y que de chica le decían que era un antojo de mbrucuyá. Así que pienso que capaz que es un regalo de Maruca, que sigue antojada...

jueves, 17 de octubre de 2013

Manolo se fue de paseo


El domingo nos dimos cuenta de que Manolo no estaba en su pocito.
Bicho criado 30 años en la baldosa, apenas nos mudamos a casa con terreno, hizo un hueco donde estaba siempre.Hasta que una buena mañana salimos a tomar mates al patio y no estaba ahí. Pensamos que andaba dando vueltas por el patio.  Todavía quedan bigas y ladrillos en el terreno, creímos que por ahí debía andar. Pero no, no estaba. Así que empezamos a buscarlo por los terrenos, que son muchos. Hay muchas obras, terrenos desocupados. Le avisamos a los vecinos, a Facebook, pusimos carteles en el barrio y nada, el tipo no aparece.
Él me dice que ya está, que es su naturaleza. Que las tortugas comúnmente se rajan a hacer su vida silvestre. La pequeñita me repite el cuento que nosotros le hicimos a ellas inspirados en María Elena: que Manolo se fue a buscar una novia para hacer su familia.
Yo no me conformo. Me da bronca ser tan papanata y no darme cuenta de que sí, que era capaz de pasar por debajo del tejido. Quiero que vuelva a su huequito.
Ya viene la época de damascos, quién los va a compartir conmigo????

lunes, 9 de septiembre de 2013

Rodolfo y Susana

Llegar a casa. Sentir que llegaste. Alcanzar la meta preciada. Sacarse los tacos y ponerse las ojotas. Ponerse cualquier cosa, qué más da. Ya llegué. No necesito ningún disfraz, ningún maquillaje.
Sentirse tan a gusto que asusta. Tan a gusto que emociona.

Domingo a la mañana, sol por todas las ventanas. La primavera amaga y ellos no se preocupan por mojarse con la manguera mientras lavan el auto. Adentro suena Marisa Monte y yo amaso sorrentinos caseros. Tengo espacio, estoy cómoda. Siento precisamente cuando se captura la instantánea que permanecerá en el recuerdo. Atrapo ese instante para guardarlo ahí donde van los momentos atesorables de la vida cotidiana. Momentos que luego se unirán en relatos que serán recuerdos de cómo se vive este tramo de la vida. Y yo diré: los domingos yo amasaba y ellos lavaban el auto, porque ya será una generalidad.

Y así vamos viviendo, llenos de esos instantes increíbles. Descubriendo todo lo nuevo.

Y nos vamos a dormir temprano, y salimos con el mate para disfrutar en el camino, juntos. Y ella duerme ahí atrás esa media hora de bonus track, tapadita con una manta de viaje, con el uniforme que le puse sin despertarla.
Y volvemos a la tarde con la promesa de encontrarnos en casa. Y el sol entra desde el patio, desde el lugar interno que más nos gusta. Y entonces nos sacamos los disfraces de gente seria que trabaja. Y ella se cambia el uniforme por joggings o calzas de la sección “si se ensucian, no importa”. Y yo me empeño como nunca porque esté todo limpio y ordenado. Y él riega el césped para que se ponga verde cuanto antes. O agarra alguna herramienta, casi descubriendo sus usos y funciones. Y ella, pequeñita mía, que va adaptándose a vivir en una casa, que de a poco inventa cómo se vive con un patio. Que no es el parque, que es nuestro, que sí que puede tirarse de nuevo en el tobogán, que no, no nos vamos.
Y aprendemos los 3 juntos cómo se prenden las luces y qué llave es de cada puerta. Y nos divertimos descubriendo el pueblo cerca. Memorizando nuevos nombres, agendando otros teléfonos.
Y los fines de semana se superponen visitas. Y charlamos con los vecinos en los alambrados. Y nos sentimos Rodolfo y Susana. Y ya no tenemos que ser jóvenes cancheros. Ya llegamos a donde queríamos estar. Ya queremos sentarnos a ver el atardecer y pasarnos el mate en silencio. Ya no tengo apuro.

Y me encuentro con mi lado adulto. Y siento que tengo lo que hace diez años venía sintiendo que era lo que me faltaba: mi casa. Y es eso, una casa, paredes y techo. Y tanto más. Tanto tanto tanto. 

Y así recibo hoy mis 37. Más que plena, serena y feliz. Satisfecha. con ganas de mucho más, pero sin ansiedad. 

viernes, 23 de agosto de 2013

La maldición del chino de enfrente


Yo era una chica organizada con las compras. Llevaba una lista mental o en papel de las cosas que se iban terminando en la alacena y en la heladera. A eso le sumaba las cosas de limpieza y perfumería y allí partía con mis requerimientos al súper o a la página digital del Coto. En el camino pensaba algunos menúes posibles para las próximas cenas y de esa manera me aseguraba poder preparar algún que otro plato con todos los ingredientes y poder desayunar un domingo sin sobresaltos.
Hasta que me mudé a una casa con un supermercado chino enfrente. Desde entonces mi cerebro cede a la tentación de la frase “cualquier cosa me cruzo al chino” y ya no hace ningún esfuerzo por decirle a mi mano que meta en el carrito del súper-todo-bien lo medianamente indispensable para subsistir.
El chino obviamente está abierto día y noche, hasta muy tarde. No conoce de feriados ni distingue martes de domingos. Siempre abierto en su galpón sin ventanas para venderte el queso para la pizza (sí, varias veces compré todo para la pizza menos el queso, ponele), la cerveza que no quisiste traer desde el súper-todo-bien que está a doscientos metros o ese vinito que prometiste llevar a la cena con amigos.
Ahora me mudo a un barrio con una modesta granjita y cuando digo modesta soy muy generosa. Y encima está como a 4 cuadras de las largas. El chino más próximo ya implica sacar el auto porque por allí la civilización va llegando en cuotas. Yo me pregunto si podré vencer al embrujo y recuperar mis facultades mentales. Supongo que se impondrán frases del tipo “es lo que hay” o “lo hice con lo que había”.

Y ustedes, también cayeron bajo la maldición del chino de enfrente (que también tiene su variante “el almacén de la esquina”, por ejemplo)?
Mi vecino y su particular ortografía

viernes, 16 de agosto de 2013

Llegar a casa

http://images.craftyindividuals.co.uk/

Pasamos años y años hablando del tema. Tardes de domingo, días en la playa. La pregunta era siempre la misma, cómo hacer para tener nuestra casa. Al principio vivimos de prestado en los 30 metros de mi departamento de estudiante. Hasta que el Evatest dio positivo y nos recibimos de inquilinos. En el mientras tanto probamos varias alternativas que no resultaron, desde inscribirnos en un Plan de viviendas cooperativo hasta tramitar un crédito de compra. Nada nos llevaba a donde queríamos y nos parecía una meta inalcanzable.
Un día abrí un sobre que había llegado para una antigua inquilina de la casa en la que vivíamos pensando que era una revista. Era un folleto de un loteo y por joder le dije a él: te tengo la posta. Me acuerdo con precisión de ese día. Era un sábado soleado de invierno, el primer torneo del Fútbol para todos, los primeros meses con la nena, lo cual había aumentado nuestra preocupación por no tener casa propia. Desde ahí una cosa trajo la otra: al día siguiente fuimos a ver el lugar, contamos hasta la última moneda, compramos una promesa, vimos como en ese campo se bosquejaba un barrio, se trazaban las calles, se plantaban los árboles. Nosotros contratamos un arquitecto, hicimos los planos y pasamos de la idea de una inversión a nuestra futura casa. LO que en su momento fue el terreno, en mayodel año pasado empezó a llamarse la obra y hace unas semanas que nos animamos a decirle casa.
Entre el folleto y el día de hoy pasaron 4 años. Nos parece mentira cuando miramos lo que hicimos y no podemos creer que sea palpable y no sea el Autocad del arquitecto. Pasamos nervios, peleas, negociaciones con proveedores, ansiedades. Adquirimos saberes sobre aberturas, caños, pisos, pinturas, luminarias. Nos transformamos en patrones a la fuerza. Nos endeudamos como nunca en nuestra vida lo hicimos y a esta altura ya dejamos de preocuparnos porque sabemos que va a durar años.
Pero nosotros, que pensamos que estábamos condenados generacionalmente a ser inquilinos for ever and ever pese a laburar todo el puto día, finalmente estamos a 10 días de llegar a casa. A nuestra casa. A la casa en la que podré sacar las plantas de las macetas y dejarlas echar raíces con calma. A la casa en la que podremos clavar los cuadros. Al cambio de domicilio definitivo. Allí sueño con mi huerta y la compostera. Allí este día del niño estrenaremos el “tolobán” que ella siempre quiso.  
Para llegar a esto, que claramente era nuestro objetivo desde hace muchos años, la idea fija, tuvimos que sacrificar otras cosas y adaptarnos a la circunstancias. La principal concesión fue la lejanía. Nos vamos a nuestra casa, con patio verde, pero queda a 30 minutos de nuestros trabajos, allá donde el diablo perdió el poncho y donde no llega el colectivo. Eso será todo un cambio para los tres. Y esa es la parte que me asusta, más que las deudas. De aquí en más nuestra organización familiar será otra. Y supongo que nos adaptaremos a eso, a vivir sin vecinos y sin Internet.
Mis sentimientos son cruzados: tengo una enorme satisfacción porque hayamos podido alcanzar juntos este objetivo. Una convicción de que sí, se puede, que deseo transmitir a todas aquellas personas que persiguen este sueño. Si nosotros pudimos, van a poder. También tengo miedo a este gran cambio y ansiedad por saber cómo será todo. Pero bueno, lo cierto es que en pocos días comienza otra historia para nosotros. 

martes, 21 de mayo de 2013

Un poco de verde en medio de tanto otoño....

Por acá ando... un poco discontinuada. Haciendo mil cosas. Usando mucho los fines de semana para ir a la obra, a la que ya le decimos casa. Un poco a limpiar los restos que van dejando los distintos gremios, otro poco a remover la tierra del parque. Y algunas veces también a tomar mates con amigos y familiares.
También aprovecho los ratitos libres para ir preparando las cosas del cumple de la peque, muy de a poco. Ya les contaré mis idas y venidas.
Entre tanta cosa dando vuelta, se vino el invierno. No obstante las plantitas siguen ahí y el club del gajito se mueve a ritmo intenso. La gente que me quiere y que sabe que me gustan tanto las plantas, me junta gajitos para mi futura casa.
Unos buenos amigos me consiguieron gramma brasilera para el parque. Las planté pero dudo que prosperen porque al no vivir ahí no les puedo dar la debida atención. Guardé dos matas en casa, de back-up
Junto con la gramma me trajeron otras plantas. Algunas las llevé para delicia de las hormigas. Y estas verbenas las dejé a mi cuidado cercano.
Por otro lado, una prima de mi mamá, amor de mis amores, me mandó este recipiente con gajitos de sus cactus para mi colección!


Así que me dediqué a separarlos y transplantarlos y de paso arreglé algunas macetas que pedían un poco de atención. En mi futura cocina hay una ventana grande, la idea es que estos y los demás cactus vayan a parar a ese marco.




Y también seguimos en invierno con la huerta. De a poco me voy animando a ampliar la variedad. Sembré puerros y cebolla de verdeo de las semillas que vienen en paquete. Con el puerro todo bien, del verdeo solo saqué una plantita. 

Con la falta de tiempo si esperaba a pintar las latas, me agarraba el verano.... 

Y también hice un almácigo de perejil pero con las semillas de mis propias plantas! qué tul?



Bueno, un post un poco monotemático, pero me gusta mostrar mis nenas. Supongo que cuando me mude me pondré insoportable con las plantas y la huerta. 
Y uds. qué cuentan? a qué decican los días de otoño?

miércoles, 27 de febrero de 2013

Mi casa y mi manta


En mayo del año pasado empezaron para mí muchas cosas. Entreellas comenzó a construirse mi casa y yo empecé a tejer mi primera manta degrannies. La idea era terminar las dos cosas al mismo tiempo. Yo tejo muy lento....


La manta y la casa avanzaron, cada una con los contratiempos de su especie. La casa progresa, se estanca, discutimos con los albañiles, volvemos a discutir, llamamos mil veces a los proveedores, discutimos entre nosotros, nos olvidamos de cosas, nos volvemos a acordar. Ya casi la tenemos y a su vez falta tanto. Y así tire y afloje, pero va. 
Definimos la mudanza para dentro de 6 meses, cuando pase el invierno y podamos irnos a vivir afuera sin que el invierno sea un padecimiento. Estoy feliz con la casa, pero odio que consuma tanta energía (plata es lo que sobra…).
Por lo pronto este verano pasamos más de un fin de semana tomando son entre las vigas. El parrillero ya está listo así que hubo algún que otro asadito al paso, comiendo en en andamio... 

Esa soy yo, tomando sol en mi patio y contemplando la casa del vecino
La manta y yo también pasamos por ciclos de amores y odios. Me encantaba ver como crecía la pila de cuadraditos, ordenarlos por colores,mezclarlos, volverlos a ordenar. Diagramar la manta sobre el piso. Entonces la amaba. Pero cuando vino la parte de ir uniendo, cociendo, atando, cortando lanas, mi amor comenzó a quebrantarse. La dejé y la retomé muchas veces, hasta que me decidí a darle un impulso definitivo, viendo que la casa ya tenía paredes revocadas y yo no era capaz de terminar una modesta manta. Y por esas cosas del bendito Murphy me quedé sin lana beige (la que usé para cerrar los cuadritos y unir) cuando solo me faltaba un solo cuadradito, sí, uno solo. Y cuando fui a la lanería en lugar del preciado ovillo había bikinis y ojotas….
Pero finalmente la lana llegó. Y también la neumonía de Amparo :( Y una suegra que teje más que Penélope y te inspira a buscar las agujas. Así que ahí fui yo, a terminar de tejer, unir, hacer dos vueltas de medio punto, una puntilla, plancharla, emprolijarla y al ropero!!!! No me gusta ahora como quedó. Pero sé que si la guardo un tiempo y la saco en pleno invierno, esos días cuando la chiqui se duerme temprano y él y yo jugamos a que somos novios y nos sentamos con peli, chocolate y café, y ponemos los sillones juntos para que la manta alance para los dos, sé que ahí voy a caer rendida a sus pies.

Lecturas

Florencia Ferramondo's books

Mil soles espléndidos
it was amazing
adoré este libro. Me la pasé hablando de él. Tal es así que se lo hice leer a varias personas. Es el primer libro que leo del autor y también de una historia situada en Afganistán. Triste, conmovedor, durísimo pero hermoso. Trenzando his...

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