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jueves, 7 de febrero de 2013

Niente senza gioia

Cuando volví al trabajo puse ese nick en mi MSN: nada sin alegría. Aunque este blog hablé de castigo, desde que soy mamáquetrabaja trato de ponerle a este mix las dos cosas que siempre persigo: el bienestar y el equilibrio.
En la diaria más o menos la llevamos. Nosotros trabajamos, ella va al jardín. Yo procuré conseguir un trabajo donde pudiera ejercer mi profesión y que no implicara 10 horas fuera de casa. Primero fue un laburo con parte de teletrabajo y luego, desde mayo, tengo uno de 7 horas y media. Ahora que es verano, el jardín cierra a las dos, así que nos organizamos para que él la vaya a buscar, se van a casa y me esperan hasta que llego y ahí hacemos la posta, y él sale de raje para el laburo de nuevo. Sí, a las corridas, pero más o menos va. El tema es que no tenemos "plan B". Donde surge alguna cosa atípica se arma el lío.
Amparo empezó con fiebre hace una semana. La fuimos piloteando feriado de por medio. El viernes amanece con casi 40 grados. Llamo a la oficina, aviso que no voy a poder ir. Me dicen que ok, que haga tranquila, que avise si necesito algo, todo muy lindo. La llevo a la doc, no le encuentra nada. Pasamos fin de semana de a ratos con fiebre, de a ratos pun para arriba. Mucha tos.
Domingo a la noche, otra vez fiebre, casi 40. Baños a la madrugada. Toda la película que cualquier mamá conoce de Novalgina, termómetro, Ibupirac, etc. Lunes a la mañana llamo de nuevo a mi jefe, falto al laburo y la llevo de nuevo a la doc. Conclusión: tiene neumonía. 10 días de vida tranquila, antibióticos y kinesio respiratoria.
Pedimos una abuela-delivery y mi santa suegra se tomó el primer cole para Rosario. Así que el martes ya volví al laburo y desde ayer la peque va repuntando a fuerza de golpes, mimos y Amoxicilina. Duerme muy mal, sueña, salta, pega. Así que la noche es una danza de cama en cama a ver dónde y con quién duerme más de 30 minutos seguidos. Ella en el día se recupera, pero nosotros somos dos zombies frente al teclado.
Ayer en el laburo me informan que los dos días que me tomé me los descuentan de las vacaciones. En las entrevistas de ingreso me pintaron que era una empresa re flexible con el tema hijos blablabla.
Ayer me dieron ganas de llorar. Me puse a contar los días que tengo disponible en el resto del año por si tengo que faltar y me dio sensación de asfixia. Sé que estoy sensible y mal dormida, pero hay veces que cuesta mantenerse alegre. No sé cómo es en otras partes, ni en el resto del mundo. En mi experiencia y la de la gente cercana, está claro que las empresas no están preparadas para bancarse una empleada con hijos, con todo lo que ello implica. No tienen capacidad para adaptarse a sus necesidades y favorecer su desarrollo.
Antes de terminar, les cuento que el leit motive de este post viene del slogan de los Jabones La Pasionaria, de Rosario para el mundo. Se los recomiendo, en especial este de salvado de trigo y miel.

lunes, 19 de marzo de 2012

El tele trabajo y yo

Cuando nació mi hija yo llevaba más de tres años trabajando en una pequeña empresa. Durante ese tiempo le había dedicado varias horas de más entre viajes y eventos que de alguna manera pesaban a mi favor. Tenía buena reputación en la empresa y una jefa mujer, con lo cual cumplidos los tres meses de licencia, me animé a proponer una modalidad de teletrabajo.
De las 9 horas laborales, arreglé entonces que la mitad las cumplía en la oficina y la mitad en mi casa.  Si bien el arreglo inicial fue mientras durara el amamantamiento, lo mantengo hasta ahora, que mi hija ya tiene más de dos años y medio, aunque paulatinamente fui sumando un poco más de tiempo en la oficina, en la medida en que ella y yo nos fuimos adaptando.
Fui la primera persona que hizo ese planteo en esta compañía y para mi sorpresa fue aceptado, resistió varios cambios de jefe y la verdad que funcionó perfectamente para ambas partes. Tengo la suerte de tener una hija buena y dormilona, con lo cual la dinámica es así: salimos los tres juntos a eso de las 7:30 AM, lo dejamos a papá en el centro, la pequeña va al jardín maternal y yo a la oficina y luego del mediodía la paso a buscar, la acuesto para su siesta. Por la tarde, ella duerme y yo trabajo. Eso me ha permitido evitarle las 10 horas fuera de casa y armonizar mejor trabajo y familia.
No ha sido fácil hacer entender tanto a la gente que trabaja en la oficina como a familiares y amigos cómo funciona esto de que estas en tu casa pero estás trabajando, y en relación de dependencia. Mi compromiso es cumplir con cierta carga de trabajo, con alguna flexibilidad ya que los chicos, más allá de sus rutinas no son programables por reloj. Con lo cual hay días que trabajo de sobra y hay días que mi hija se resiste a caer en los brazos de Morfeo y la siesta se demora, pero a la larga hemos podido encontrar un equilibrio, que funcione para todas las partes.
Lamentablemente nuestro país no tiene leyes que favorezcan a las mamás trabajadoras ni está reglada la reducción de horario y todo queda en manos de un arreglo entre particulares. La educación formal no parece estar pensada para mamás que trabajan ya que sus horarios son incompatibles con los horarios de la mayoría de los trabajadores en relación de dependencia.
Este es "mi tema" (sumado al de la casa propia) y es en parte lo que me ha llevado a crear este espacio a ver si entre todas las mamás que trabajan se puede aprender cómo hacer con todo!
Imagen extraída de: http://www.practicingparents.com/2009/08/25/career-mums-%E2%80%93-tips-to-help-you-balance-your-life/ 




martes, 3 de enero de 2012

La casa propia

Esta es la historia de "El sueño de la casa propia". En mi caso debería escribir "lo que me quita el sueño".
Empezamos a darle vuelta al asunto desde el mismo momento en que nos fuimos a vivir juntos. Por entonces compartíamos el dpto. que mis viejos me prestaban en mi época de estudiante: chiquitito y de arriba. Buen combo para una pareja sola. En ese entonces, tirados en el sillón empezamos a anotar como excluyentes para nuestra casa propia un living con piso de madera y una cocina con mesada libre para amasar cómoda.  Una casa para quedarse las tardes de invierno sentados en el sofá mirando las hojas del liquidámbar. Una casa para festejar los cumpleaños, donde caigan los amigos sin avisar. Una cucha para nosotros tres, para llegar y sacarnos los zapatos con alivio al reparo del lugar seguro.
Anduvimos muchos caminos y todavía no encontramos el que nos lleve definitivamente a la cucha sin alquiler. Tener una hija y unos 35 años en haber nos apura un poco de a ratos. Así que nos sentamos nuevamente cada tanto con el Excel, comenzamos las averiguaciones, los planes, las cuentas. Siempre falta poco, pero todavía no llega.
A veces pienso que heredamos de nuestros viejos el mandato familiar de la casa propia, pero no las posibilidades. Somos profesionales, trabajamos full time (en mi caso) y full time y más en el caso de él. Y sin embargo nunca llegamos ni siquiera a ver cerca la posibilidad de que esos planos se levanten en ladrillos. Sé que la historia es repetida y le pasa a miles de familias en este país. Una y otra vez decimos "no puede ser" y volvemos a intentarlo.
Ojalá que en este 2012 podamos poner las plantas donde puedan echar raíces con tranquilidad.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Los conceptos de Adán

La otra parte de la media costilla tiene en su cabeza algunas ideas raras sobre la genética femenina que no dejan de llamarme la atención.
Cree por ejemplo que la práctica lúdica con el Jolly bell durante la infancia, automáticamente se transforma en experiencia de madre al nacer tu hijo. Es decir, uno debe saber "porque sos mujer y lo debés saber" por qué llora un bebé de 48 horas o cómo se le sacan los pañales a una nena de 3.
Entiende también que por alguna cosa loca escrita en los cromosomas, con el sexo femenino vienen incluidas cosas tales como la habilidad de cocinar como Doña Petrona, saber hacer manualidades como cualquier especialista de Utilísima y tener toda la información sobre limpieza, incluyendo sacar las manchas añejas de sus remeras. Estaría bueno suponer que el sexo masculino también incluye la habilidad para reparar los artefactos que se rompen, arreglar el auto y protegerme ante las catástrofes. Si vamos a los estereotipos.. yo me prendo. Ni hablar de lo que ya se dijo en este espacio sobre la tarea de Adán de ganar el pan con el sudor de la frente, que no sé en qué momento me tocó a mí también...
Creo - sin estar segura - que debe tener alguna teoría sobre los beneficios de la proliferación de hongos en la cortina de la bañera. Caso contrario no me explico como no hay manera de convencerlo para que la corra luego de la ducha.
Afortunadamente el descendiente de Adán que habita en esta casa ha podido romper en algunos casos el paradigma del macho-varón y no sólo cambia pañales sino que también pone el lavarropas, lava los platos y de vez en cuando se suma en la cocina... pero de vez en cuando se le escapa la frase "eso inherente al rol de la mujer". Suficiente para que me vuelva la peor de las feministas en una décima de segundo y él termine aclarando "es un chiste".

Lecturas

Florencia Ferramondo's books

Mil soles espléndidos
it was amazing
adoré este libro. Me la pasé hablando de él. Tal es así que se lo hice leer a varias personas. Es el primer libro que leo del autor y también de una historia situada en Afganistán. Triste, conmovedor, durísimo pero hermoso. Trenzando his...

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