viernes, 23 de marzo de 2018

La pesadilla de la que no desperté


Hoy me pasó algo de pesadilla, solo que no desperté. Me presenté a rendir un examen que era ayer. 

Me presenté a rendir un examen que era ayer para el que me vengo preparando hace meses y que creo tenía chances de poder aprobar por lo que había testeado. Iba a rendir PMP, una certificación de gestión de Proyectos. Un examen que acredita formación y experiencia en gestión de proyectos mediante un test de 4 horas de duración de múltiple choice.
Lo puedo volver a rendir, sí. Pagando nuevamente y actualizando algunos contenidos porque el examen justamente cambia a partir de la semana que viene.  Es decir, creo que en un par de meses podría volver a programarlo

Siento una angustia profunda por lo que aprendí que se llama Utilidad Marginal, es decir, lo que se deja de ganar. Porque había apostado a rendir bien, a dejar de estudiar cada tardecita y cada mañana de sábado y domingo. Porque me había imaginado que me iba bien y podía volver a enfocarme en muchas otras cosas que tengo pendientes, desde la VTV del auto, hasta retomar Pilates, pasando por retomar la decoración de mi casa que nunca fue hasta tomar varios cafés y cervezas que tengo pendientes. Incluso planificar las vacaciones que por el examen no tomamos durante el verano.
Pero no fue. Pudo haber sido y no fue. Y lo quiero escribir a ver si escribiendo puedo calmar un poco de ese fuego que tengo en el estómago y de  ratos me sube a la garganta. Porque sé que se me va a pasar. Sé que en muchos años será una anécdota que contar. Hoy es pura bronca.
El día que yo me inscribí (después de un proceso de admisión bastante complejo) estaba apurada por hacerlo porque se terminaba el tiempo para rendir con la edición actual del examen. Eso fue un 19 de diciembre y marqué mi examen para la última fecha posible. Ese día yo organizaba un evento de laburo, estaba en Rafaela, y recuerdo que mientras resolvía cosas de la inauguración complicada por un paro general del día anterior, también compraba online el regalo de mi hija para navidad y no sé cuantas cosas mal. En medio de eso fijé una fecha en mi cerebro que nunca volví a chequear.
Así que ahí van algunas lecciones aprendidas, que tanto se remarcan en el estándar de gestión de proyectos que intento certificar:
  • Usualmente hago demasiadas cosas al mismo tiempo, me disperso, no pongo atención. Algo termina saliendo mal
  • Pocas veces reviso lo que hago. Es decir, soy  quizas demasiado segura. No pienso que yo también puedo equivocarme y que nadie va a encontrar la forma de advertirme.
  • En el universo hay gente maravillosa. Y muchas de esas personas son amigos o familiares míos, que hoy encontraron montañas de palabras lindas para acercarme e intentar ayudarme.
  • Soy muy oversharing con todo, pero no sé si quiero cambiarlo……

Lecturas

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